
Aprender un idioma de prisa: indagar en sus ritos y secretos - para el inmigrante, para la traficada, para el que huye, para el afectado por un sistema colonial o neocolonial - es escalonar un aljibe sin antorcha. Tantas historias íntimas existen de abuelos y abuelas, padres y madres con sus crías o huérfanos que se dieron a la aventura como átomos se forman en esas aguas.
Otros muchos sufrieron del abuso de un lenguaje distinto cuando el cuerpo imperial exigió su nuevo signo: dificil de traducir, dificil de manejar, porque una sola palabra te obliga a sustraerte y sentarte en el banco de la duda, mientras todo se mueve lenta, muy lentamente alrededor tuyo. Incapaz de comprender. Tu pequeño cerebro acelera el movimiento de las neuronas buscando la clave pertinente, la palabra adecuada en tu jerga para poder transformarla en la clave correspondiente.
C O D E S W I T C H I N G.
Así es como nos balanceamos en este país y sus territorios miles de millones, reinterpretando el lenguaje oficial, imaginando una alquimia que nos ayude a comprender al Otro. Algún dios de nuestra infancia que descifre la señal, la cueva de donde procede, la luz que le antecede.
Si tomo mi lengua original, la lengua madre, el idioma no solo mío sino de mis ancestros puertorriqueños, entonces puedo cabalgar en esta lengua ajena y corretear por los montes junto a las mariposas amarillas, hasta dar con el sonido y el baile de mi ritmo. El decorado no tanto solo es la metáfora, o el símil, sino tambien el signo del Otro. Con éste aderezo muchos de mis textos siempre recordando la fauna y la flora original, testigos del amor y también del terror.
Recobrando diariamente la unidad de la arena, nos vamos desplazando entre dos lenguas, dos culturas. Soy un puente apretado de piedras y sonidos del cual acuden mis descendientes a libar de los significantes. De sus significados. Abro y cierro mi cuerpo: ese puente. Abro y cierro mi casa: la piedra. Abro y cierro el viento: el sonido de cada sílaba.
Dos lenguas fracturadas por su centro para dar paso a la ubicuidad del signo inédito. Es cuando escribo:
“…I want to be in America docudrama and reality show Benicio en la frontera en pleno desierto porque somos mexicanos tenemos que sufrir en este mundo dicen que dijo el viejecito en la entrevista y todos estos hermanos Mex-Yorks están aquí trabajando veinte horas al día sin benefits sin plan médico como cámaras en silencio somos todos domésticas llegadas en yola sin dinero casa y comida dispuestos a hacer lo que sea…”[1]
La fracturación enriquece el pensamiento. El pensamiento dilucida la forma, el sonido, la sílaba, la sintaxis. La mano traza sobre la superficie del papel la representación de su significante y habla del afecto, la rabia, el miedo del amor arrebatado. La confusión que siempre surge a la entrada de un puente de piedras.
El cansancio del viaje, de la mano del coraje que aún queda. Los brazos firmes de ambos (bilingüe), las notas musicales del instrumento (multilingüe) y con esta nueva mitología me transformo en un ente visceralmente libre y sin claroscuros.
Mayo 2014
Pulsa en el enlace para leer la pieza del autor:
[1] Cuento ‘La Estatuilla’. En Adagio con fugas y ciertos afectos (Madrid: Verbum, 2013).
© Lourdes Vázquez. Published by permission in Centro Voices on 14 January 2015.